Santiago García fue nombrado el nuevo Embajador Mundial del Teatro


El director del Teatro La Candelaria fue nombrado por el International Theatre Institute http://www.iti-worldwide.org/
A pesar de tener 83 años, llevar medio siglo metido en el mundo del teatro y haber fundado y dirigido durante cuatro décadas y media una de las instituciones escénicas más importantes del país, el Teatro La Candelaria, el maestro Santiago García nunca ha pensado en retirarse de la actividad artística.

"Del arte uno no se retira, ¿para dónde me retiraría y por qué?", reflexiona García, actor de teatro y cine, director, dramaturgo y pintor, mientras se prepara para una de las jornadas diarias, de cuatro o cinco horas de trabajo, que le exige ese engranaje de locura, misterio y aventura, como él mismo ha definido a su grupo.
Pero cuando encuentra una grieta en esas sesiones diarias de reflexión y trabajo artístico, cuando se le abre una ventana para el descanso, el maestro se muestra agorero y bromista. Si no está arriba de las tablas o detrás del telón, es difícil distinguir si está hablando en serio o, por el contrario, le está tomando del pelo a su interlocutor.

Sin embargo, cuando la conversación se trata de teatro, García cambia su código. Se vuelve serio, analítico y contundente, apoya sus argumentos con elementos teóricos y pocas veces se atreve a anticipar el futuro.

Quizás por esa seriedad, esa dedicación casi ciega a su arte, este director se ha convertido en uno de los nombres más importantes de las artes escénicas colombianas y latinoamericanas. Por eso, a lo largo de su carrera ha recibido numerosos homenajes y premios, como la medalla al mérito artístico de Colcultura, los doctorados Honoris Causa de la Universidad Nacional de Colombia y del Instituto Superior de Arte, de Cuba; además de la Orden de Caballero, otorgada por el Senado de la República a finales de 1998.

Pero a este bogotano, que estudió arquitectura en la Universidad Nacional, no le gusta quedarse ensimismado con los premios. Para él, estos reconocimientos tienen sus peligros secretos: "La parte negativa es que uno se sienta demasiado inflado o que la gente considere que esos logros son como un tope, que hasta ahí llego uno y ahí terminó. Entonces, un premio tiene que ser un peldaño, una etapa, no se puede perder de vista el punto a donde uno quiere llegar".

Ahora, el maestro va tener que demostrar la cautela y la moderación que transmite con sus declaraciones, ya que está en una racha ganadora: a finales del mes pasado, los países del Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) le otorgaron el Premio Cultural de las Letras y las Artes por la obra de toda su vida; además, el Ministerio de Cultura de Colombia le rendirá un multitudinario homenaje en el Día Internacional del Teatro, el 27 de marzo, con una lectura dramática nacional de una de sus obras cumbre, 'Guadalupe años sin cuenta'.

Pero el galardón más importante que ha recibido últimamente, tal vez el más destacado que ha alcanzado en toda su carrera, es el que acaba de anunciar el Instituto Internacional del Teatro (ITI), una entidad adscrita a la Unesco, que nombró al bogotano como Embajador Mundial del Teatro. Este reconocimiento se les otorga a las más distinguidas figuras de las artes escénicas mundiales y pretende que su trabajo influencie e inspire a las nuevas generaciones de este campo artístico.

Como Embajador Mundial del Teatro, García tendrá su propia página en el sitio web del ITI y será invitado a los congresos, festivales, días mundiales del teatro y de la danza, y otros eventos convocados por esta institución.

Pero García no se atribuye todo el crédito de este logro, para él, la dedicación de su grupo ha sido una de las principales razones de este y de la mayoría de los premios que ha alcanzado. "Nosotros trabajamos hace 45 años todos los días y eso la gente lo ve en las obras. Tenemos un estilo, una voz propia y unas destrezas conquistadas con talento, pero también con esfuerzo", dice.

El arte no se repite, se inventa

Más que un director, el maestro es un creador. Así lo hace saber mientras admira las montañas bogotanas, sentado en la sede de su grupo, esa casa colonial del barrio La Candelaria que se ha convertido en un epicentro cultural de la ciudad. Para él, su gran mérito es haber comprendido que su oficio no es repetir, es inventar.

"Si en algo he aportado al teatro es en el hecho de creer en el arte como un acto de singularidad, de verdad  y de belleza. Siempre les insisto a los actores que el que no hace esto como una verdad y como algo original, no es un verdadero artista", argumenta.
Además de esa búsqueda permanente de originalidad, las producciones de García y de La Candelaria también se caracterizan por un compromiso histórico con la realidad colombiana, y también por mantenerse alejadas de los esquemas comerciales.

Montajes como 'Guadalupe...', que se centra en el nacimiento de las guerrillas liberales; y 'El paso', un retrato del problema del narcotráfico; son fiel reflejo de esa inclinación crítica e independiente del grupo, que a pesar de que ha hecho que se gane los aplausos del público y los elogios de la crítica, también le ha generado grandes dificultades.

"Sostener económicamente el grupo ha sido lo más difícil. Deberíamos tener un poco más de apoyo económico, pero aquí todavía la cultura es algo residual ¿Ustedes no se han fijado que casi ningún político habla de arte? Eso es grave, muy grave, por eso no destinan presupuestos importantes para la cultura y menos para el teatro", crítica García.

Y así como no ve cercano su retiro, el maestro considera que su grupo también tiene cuerda para rato. César Badillo, Luis Hernando Forero y Adelaida Otálora, son algunos de los trece artistas que integran actualmente La Candelaria, un colectivo que, según García, gira en torno a una democracia interna. Allí, en las entrañas de ese laboratorio artístico, siempre se debate, se teoriza, se descubre y se experimenta.

 "Cada actor y cada actriz de La candelaria es un gran artista. Muchos son dramaturgos, talleristas, directores de proyectos. Y eso ha sucedido porque se han sentido estimulados en su creación. No son actores contratados ni sumisos, somos una tribu, un combo. Algunos se van a veces porque el voltaje es muy alto, pero otros llegan. Siempre nos estamos renovando", comenta.

Sus primeros actos

El camino de García en las tablas empezó a mediados de la década de 1950, cuando estudió bajo las órdenes del maestro japonés Seki Sano, quien llegó al país para crear la Escuela de Artes Dramáticos.

De allí, saltó al grupo El Búho, junto a su gran amigo, el caleño Enrique Buenaventura; y finalmente, en 1966, creó, junto a otros actores y dramaturgos, la Casa de la Cultura, después conocida como el Teatro La Candelaria.

Y fue una obra de Carlos José Reyes, 'Los soldados', la primera que se montó en esa pequeña sala, con una capacidad para 250 espectadores, que ha visto desfilar por sus tablas más de medio centenar de producciones, 33 de ellas dirigidas por García y 12 creadas con el método preferido de la casa, la creación colectiva.
Pero ese prolífico repertorio, lleno de experimentación y duras críticas, ha hecho que García y su grupo se ganen amenazas, persecuciones, hasta allanamientos injustificados, como el que ocurrió en 1987, cuando les quitaron las armas de utilería que se utilizaban en 'Guadalupe...'.

A pesar de las intimidaciones, que ya parecen lejanas en el tiempo, y los problemas económicos, el maestro tiene claro que nunca va a abandonar el camino de creación que escogió junto a su grupo.
"No vamos a dejar de hacer el teatro en el que creemos. Los que crean que estamos cansados o que tenemos miedo se equivocan. Ahora estamos en una nueva obra y la estamos creando con la sabiduría de los 45 años de experiencia y con el entusiasmo del primer día", dice.

Y mientras analiza el pasado y se resiste a predecir lo que vendrá, el maestro no puede ocultar su gratitud para quien considera que es su principal motivación: "Estos reconocimientos son algo estimulante, pero, para mí, la mayor gratificación está en la sonrisa del público, en los aplausos y hasta en las críticas. Porque lo que hacemos contribuye a que la gente cambie la percepción sobre la vida, sobre las cosas".

Yhonatan Loaiza Grisales
Cultura y Entretenimiento

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